La gente de los miercolexjueves nos reunimos en Patio Biarritz, una librería/ centro-cultural/ ensayos-de-murgas/ talleres-de-escritura/ depresivos-anónimos/ clases-de-tango/ clases-de-chino/ jardín-de-infantes/ clases-de-danza/ otras-actividades, en fin, un espacio con una oferta multicultural variada y ecléctica. Vamos, charlamos, escribimos, leemos, criticamos y después a veces, nos vamos por ahí a tomarnos una (o unas cuantas). La última vez que fuimos a tomar algo yo tomé vino. Constanza y Helvecia también. Eduardo solo toma cerveza, y Nolo nos dejó plantados. Nos entusiasmamos o nos vino la sed insaciable o el vino estaba rico, y tomamos demasiado. Por lo menos yo. Cuando volvía a casa, me vinieron unas ganas terribles de hacer pis. Tuve que parar el auto en una esquina y me senté en el borde, e hice pis en la calle. Mejor eso que hacerse encima. Por suerte, estaba de pollera, una pollera larga y amplia. Cuando tomo vino, o cerveza o té, me pasa lo mismo. Necesito un baño urgente. Mis riñones van a mil. Me hago una promesa: cada vez que tome vino, o cerveza o mucho té, voy a salir de pollera, por las dudas.
Este miércoles no salimos a ningún lado. Cuando llegué a casa, estaban mamá, Cori, y Julio esperándome para cenar. Tomamos vino. Por suerte, aunque estaba de pantalones, tenía un baño cerca.
Etiquetas: octubre 05
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