Levantarnos temprano, salir a buscar las peceras, llevar las estructuras para colocarlas, los parlantes, la consola, fruta, agua, etc. Un kilombo. El auto de Gaby, rumbo al Apostadero, iba atiborrado de cosas, y yo sentada adelante con una pecera encima. A las cinco de la tarde teníamos casi todo armado. Faltaba que nos apagaran unos focos que dejaban la sala iluminada como si fuera de día, que nadie sabía como apagar; y que terminaran de colocar la cortina negra sobre la puerta para que no entrara luz; y también que limpiaran. Decidimos que ya estaba. Si no arreglaban lo de las luces no abríamos la sala. Volvimos a descansar diez minutos, ducharnos, a cambiarnos para la inauguración. A las siete y media estábamos de nuevo en el apostadero. Todo limpio, todo ok. La inauguración estuvo re buena y nosotras estábamos muertas. Después nos fuimos a cenar a un restaurante italiano, a festejar mi cumpleaños. Con la comida y el vino, se nos pasó el cansancio, pasamos muy bien.
Etiquetas: noviembre 05
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