Salimos de Montevideo a las doce y media. Sofi, Marce y yo almorzamos en la chacra, con mamá, María y Lucía… a las cuatro de la tarde. Julio se quedó en Santa Lucía porque se sentía mal. Después dormimos la siesta, hacía un calor desesperante. De tardecita, cuando el sol no estaba tan fuerte, volví a Santa Lucía. Julio había descansado y se sentía mejor. Nos fuimos a caminar por la playa con las perras. Saqué una foto del atardecer, tipo postal. Cenamos temprano y tomamos cerveza helada. Julio se fue a dormir y yo me quedé leyendo. Refrescó un poco. Paz. El cielo estrellado. Resonaban los sonidos de los grillos. Una brisa suave, del norte, movía las ramas de los pinos. Apenas.